Monday, November 14, 2005

 

La relaciòn entre las politicas economicas y los derechos sociales

La relacion causa efecto entre las politicas economicas y los derechos sociales
Por M.C. Miguel Alba Vega
El neoliberalismo es el nuevo carácter del viejo capitalismo. Éste adquirió fuerza hegemónica en el mundo a partir de la Revolución Industrial del siglo XIX. El perfeccionamiento de máquinas capaces de reproducir en gran escala el mismo producto y el descubrimiento de la electricidad posibilitarán a la industria producir, no en función de las necesidades humanas, sino sobretodo apuntando al aumento del lucro de las empresas.El excedente de la producción y la mercancía superflua obtuvieron en la publicidad la palanca que necesitaban para inducir el hombre a consumir, a comprar más de lo que precisa y a necesitar de lo que, en rigor, es superfluo y hasta incluso perjudicial a la salud, como alimentos ricos en azúcar y grasa saturada.El capitalismo es una religión laica fundada en dogmas que, históricamente, merecen poca credibilidad. Uno de ellos dice que la economía es regida por la "mano invisible" del mercado. Sin embargo, en muchos periodos el sistema entró en colapso, obligando al gobierno a intervenir en la economía para regular el mercado.El fortalecimiento del movimiento sindical y del socialismo real, sobretodo después de la Segunda Guerra Mundial (1940-1945), amenazó el capitalismo liberal, que trató de disciplinar el mercado a través de los llamados Estados de Bienestar Social (asistencia social, leyes laborales, salud y educación, etc.).Ese carácter "social" del capitalismo duró hasta fines de la década de 1970 e inicios de la década siguiente, cuando Estados Unidos se dio cuenta de que era insostenible la convertibilidad del dólar en oro. Durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos emitió dólares en exceso, lo que aumentó el precio del petróleo. Se tornó imperioso para el sistema recuperar la rentabilidad del capital. En función de este objetivo varias medidas fueron adoptadas: golpes de Estado para frenar el avance de conquistas sociales (como ocurrió en Brasil en 1964, cuando fue derrumbado el gobierno del presidente João Goulart), elecciones de gobernantes conservadores (Reagan), cooptación de los socialdemócratas (Europa Occidental), fin de los Estados de Bienestar Social, utilización de la deuda externa como forma de control de los países periféricos por los llamados organismos multilaterales (FMI, OMC, etc.) y el proceso de erosión del socialismo real en el Este europeo.En esta región, el socialismo cayó por edificar un gobierno para el pueblo y no del pueblo y con el pueblo. A la democracia económica (socialización de los bienes y servicios, y distribución de renta) no se sumó la democracia política; no en los moldes del Occidente capitalista, sino fundada en la participación activa de los trabajadores en los destinos de la nación.Nació, así, el neoliberalismo, teniendo como partera el Consenso de Washington - la globalización del mercado "libre" y, según las conveniencias, del modelo norteamericano de democracia (jamás exigido a los países árabes proveedores de petróleo y gobernados por oligarquías favorables a los intereses de la Casa Blanca).El capitalismo transforma todo en mercancía, bienes y servicios, incluyendo la fuerza de trabajo. El neoliberalismo lo refuerza, mercantilizando servicios esenciales, como los sistemas de salud y educación, el abastecimiento de agua y energía, sin dejar de lado los bienes simbólicos: la cultura es reducida a mero entretenimiento; el arte pasa a valer, no por el valor estético de la obra, sino por la fama del artista; la religión pulverizada en modismos; las singularidades étnicas encaradas como folclore; el control de la dieta alimentaría; la manipulación de deseos inconfesables; las relaciones afectivas condicionadas por la glamourización de las formas; la búsqueda del elixir de la eterna juventud y de la inmortalidad a través de sofisticados recursos técnico-científicos que prometen salud perenne y belleza exuberante.Todo eso, restringido a un solo espacio: el mercado, equivocadamente adjetivado de "libre". Ni el Estado escapa, reducido a mero instrumento de los intereses de los sectores dominantes, como tan bien analizó Marx. Ciertas concesiones son hechas a las clases medias y populares, siempre que no afecten las estructuras del sistema y no reduzcan la acumulación de riquezas en manos de una minoría. En el caso brasileño, hoy el 10% de los más ricos de la población -cerca de 18 millones de personas - tienen en sus manos el 44% de la riqueza nacional. En el otro extremo, el 10% de los más pobres, sobrevive dividiendo entre sí el 1% de la renta nacional. Situación similar a México. Y en general en todo el mundo donde se aplica esta doctrina económicaAlgunas personas consideran por su interés al neoliberalismo una etapa avanzada de la civilización, así como los contemporáneos de Aristóteles pensaban que la esclavitud era un derecho natural y los teólogos medievales consideraban a la mujer un ser ontológicamente inferior al hombre. Sí hubo cambios, no fue jamás por benevolencia del poder.


Las Consecuencias en Derechos Humanos.
Todos los derechos sociales se ven afectados principalmente el derecho al empleo junto con la educación y la salud.
Casi un millón de personas en edad y condiciones para incorporarse a la fuerza laboral han engrosado las filas de la desocupación abierta durante el gobierno del presidente Vicente Fox, donde este fenómeno ha crecido 161 por ciento, indican reportes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). La desocupación abierta afectó a más de un millón 600 mil personas que no encuentran ocupación ni en el sector informal de la economía, y quienes representaron 3.65 por ciento de la población económicamente activa (PEA) en agosto pasado. La búsqueda de empleo sin encontrarlo, y la imposibilidad de emprender una actividad por cuenta propia, sin conseguirlo, se abate principalmente sobre aquellas personas que en alguna ocasión tuvieron ocupación y cuya experiencia laboral es desaprovechada totalmente por las empresas formales e informales. Según el reporte dado a conocer por el INEGI, casi un millón 340 mil personas que actualmente se encuentran en total desocupación, cuentan con experiencia laboral; esto es, 83.7 por ciento del universo total de desocupados. Así, el impacto de las políticas económicas sobre la generación de empleos parece adverso a los anhelos de la población con o sin experiencia laboral, en particular para los jóvenes educados bajo el paradigma de que a mayor preparación académica corresponde un mejor empleo, como ocurrió hace más de medio siglo durante el proceso de industrialización del país y sobre todo en la etapa conocida como de "desarrollo estabilizador". Las cifras implicadas en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) indican que el número de personas desocupadas con educación escolar, media superior y superior, se elevó a 491 mil individuos, con lo que registra un incremento de 114 por ciento durante este gobierno, y más que duplicó al grupo de los habitantes en busca de empleo con primaria incompleta, quienes sumaron 15 mil 200. Según las estimaciones de la ENEO, la composición del universo de personas desocupadas con relación a su grado de instrucción escolar fue en agosto la siguiente: 12.2 por ciento de ellas no concluyeron el ciclo primario de educación; 18.35 por ciento contaban con primaria completa; 38.69 por ciento terminó la secundaria; 30.69 por ciento tiene estudios de bachillerato y de nivel universitario, y el 0.07 por ciento restante no lo especificó. Al inicio de este gobierno, en diciembre de 2000 el universo de la desocupación abierta estaba constituido por 612 mil 209 personas, de acuerdo con los indicadores de empleo y desempleo de la población elaborados por el INEGI. De entonces a la fecha casi un millón más de personas han engrosado las filas de la desocupación abierta en todo el país, sin considerar aquellas que decidieron emigrar principalmente hacia Estados Unidos en busca del empleo que en México no encontraron. El Consejo Nacional de Población estima en alrededor de 400 mil el número de mexicanos que anualmente cruzan la frontera norte del país en busca de ocupación y remuneraciones por su trabajo. De tal manera que durante este gobierno el número estimado de nuevos migrantes ascendería a casi 2 millones de personas que, paradójicamente, envían divisas a la economía mexicana para apoyar a sus familiares en el país. Tal vez las mismas manos que sembraban y cosechaban fresas en Irapuato, por ejemplo, sean las mismas que trabajan ahora en los campos freseros estadounidenses, aunque ahora este producto de importación se expenda en los anaqueles de las grandes cadenas de autoservicio. Mientras en el terreno de la economía formal, en México la estadística del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señala que en el transcurso de 2005, hasta el 15 de septiembre fueron inscritos o incorporados 425 mil 579 trabajadores al registro oficial de asegurados. Pero tres de cada cuatro de ellos tenían un trabajo "eventual" y se desconoce el número de personas que ya tenían ocupación y solo fueron regularizados en las listas del IMSS que se utilizan de parámetro para determinar la situación del empleo formal en el país. En tanto, la Encuesta Nacional de Empleo Urbano (ENEU), elaborada también por el INEGI indicó que la tasa de desocupación abierta en las 32 principales ciudades del país afectaba a 4.05 por ciento de la población económicamente activa de esos centros urbanos.
La quiebra del modelo económico
El proyecto neoliberal vino a confirmar la validez de la tesis de la inevitabilidad histórica de la crisis general del capitalismo generada por las profundas contradicciones antagónicas internas del capitalismo, las que hoy alcanzan proporciones de gran nivel y tensión en un mundo que, en lugar de integrarse de acuerdo con los planes previstos, se fractura en mil pedazos, ahondando las contradicciones.Una crisis general capitalista en una nueva etapa donde la mundialización de la información propicia la unión cada vez más extensa de las fuerzas opuestas a la vorágine capitalista y a los planes de los gerentes de las administraciones públicas, proyectando la fuerza de los pueblos que anticipan el fracaso de la globalización neoliberal, profundizan la lucha de clases y la convicción marxista de que el verdadero resultado de las luchas del proletariado "no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más extensa de los obreros [...], favorecida por el crecimiento de los medios de comunicación creados por la gran industria y que ponen en contacto a los obreros de diferentes localidades", como señaló Marx en el Manifiesto Comunista, hace más de 150 años.Esta crisis, viene a ratificar la comprensión leninista del Imperialismo, como forma superior del capitalismo, que resalta sus rasgos fundamentales, tales como: 1) La mayor concentración de la producción capitalista en los monopolios. 2) El crecimiento desmesurado del capital especulativo que alcanza cifras escandalosas. 3) La exportación de capitales. 4) La asociación internacional de los monopolistas. 5) El reparto del mundo entre las potencias imperiales. Por tanto, la identificación plena para todos de este fenómeno económico.El dominio absoluto de los monopolios en la vida económica del mundo viene a echar abajo la propaganda neoliberal de la "libertad de mercado", descubriendo que el principal rasgo del Imperialismo es el dominio de los monopolios y no el mercado Que esta dominación monopolista se completa con la supremacía política de los países imperialistas. Que los monopolios profundizan su dominio y explotación con el poder del Estado. Que el carácter parasitario y agresivo del imperialismo se manifiesta en la especulación financiera y la guerra, profundizando las contradicciones antagónicas entre el trabajo y el capital; entre los pueblos del mundo y la metrópoli del imperialismo, así como la contradicción que se da entre los propios países imperialistas, exacerbando sus luchas por la captura de los mercados, las fuentes de materias primas y la conquista de territorios ajenos.Si la globalización neoliberal permite a los imperialistas, como nunca, la mayor de las ganancias y un apabullante control político y económico del mundo, ¿por qué siguen recurriendo a la amenaza de la guerra? Porque la guerra misma, azuzada por los sectores más reaccionarios de los gobiernos imperialistas, constituye un recurso más para el control del poder y una jugosa fuente de ganancias. Sin embargo, todas estas contradicciones habrán de llevar a la ruptura de la cadena imperialista en su eslabón más débil, porque siendo la globalización un proceso objetivo, el carácter subjetivo del neoliberalismo profundiza la oposición general a la concentración y ambición individual.Siendo la llamada globalización un fenómeno de nuestro tiempo, suceso que identifica no sólo la posibilidad de que el mundo esté interconectado a través de avanzados sistemas de comunicación y que se tome conciencia de los problemas sociales, económicos y políticos que afectan a lo que se ha dado en llamar "aldea global", que para algunos autores es un equivalente a la "internacionalización económica" y, por los tanto, un fenómeno íntimamente vinculado con el desarrollo capitalista, intrínsecamente expansivo y que tiene en la experiencia colonial e imperial una de sus más claras expresiones históricas contemporáneas . Aunque algunos antecedentes y formas embrionarias de lo que hoy conocemos como globalización, datan de siglos atrás, de la etapa inicial del sistema capitalista, dicho fenómeno es una realidad objetiva de nuestros días y no es más que la profundización del proceso de internacionalización del capital. La globalización es un resultado inevitable del desarrollo de la sociedad y teóricamente pudo haberse dado en cualquiera de dos condiciones históricas concretas: ya fuera bajo la preponderancia en el mundo de la propiedad social de los medios de producción o todavía bajo la preponderancia de la propiedad privada altamente concentrada, como ocurrió, esto es, en medio de un avanzado proceso de monopolización transnacional, con la hegemonía del capital financiero y bajo el dominio de las grandes potencias. En las condiciones concretas en que se ha dado la globalización, ésta permitió el fortalecimiento del capital financiero transnacional y el afianzamiento de su dominio económico y político sobre las demás clases y sectores sociales al interior de las potencias, y la aparición de una fase neocolonial de subordinación y saqueo de éstas sobre los demás países del mundo. Sin embargo, la globalización no resuelve las contradicciones congénitas del régimen capitalista ni lo saca de su crisis histórica sino que, por el contrario, las agudiza, si bien la globalización se ha convertido en un recurso argumental que pretenden presentar como novedoso para sostener que "no nos queda otro camino".En este proceso, los estados-nación individuales pierden el control sobre elementos fundamentales de políticas económicas, como ya sucedió en los países en vías de desarrollo de la década de los ochenta y en los europeos durante comienzos de los años noventa.A esto se suma una fuerte tendencia, extendida en todo el mundo económico, a establecer oligopolios y alianzas estratégicas entre empresas, paralelamente con una fuerte presión al sector estatal en el sentido que se socialicen los riesgos y los costos, práctica que durante todo este período constituyó un factor clave de la economía de los Estados Unidos. Los acuerdos internacionales de "libre intercambio" se basan en complejas tramas de medidas liberalizadoras y proteccionistas, que permiten a las grandes empresas obtener enormes ganancias en muchos sectores que son de importancia vital.Neoliberalismo y globalizaciónLa integración capitalista que se da en este proceso, debido al desarrollo desigual de los países que participan, ahonda desigualdades y genera políticas de subordinación, ya que el capital financiero aprovecha la desigualdad para subordinar a sus "socios"; lo cual, a fin de cuentas, no es más que una forma nueva de colonialismo.Los teóricos al servicio de los monopolios, derivan de las tesis de la globalización y la interdependencia, la supuesta necesidad de impulsar la existencia de bloques regionales integracionistas, en donde las grandes potencias ocupen el papel principal; asegurar el libre comercio, la supresión de la política proteccionista de los países que quedan bajo la influencia de los países industrializados y, en general, la dependencia de las economías de los países influidos por ellos.Los ideólogos del neoliberalismo han fracasado en su intento por rescatar y restaurar los valores del viejo liberalismo en todos sus aspectos: filosóficos, culturales, ideológicos, políticos y sociales. Al cotejar los intereses reales, las ideas de fondo y la conducta real de los partidarios del neoliberalismo, queda a la vista el hecho de que de trata sólo de una estrategia propagandística.Lejos de llevar a la integración, el capitalismo neoliberal conduce a la subordinación y absorción total de las economías; a la desintegración de las naciones, a profundizar las contradicciones e imponer la solución por la fuerza.

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